La base de mi arte se encuentra en mi enfermedad que marca la pauta de toda mi creación. Ya en mi ninez pinté dibujos impresionantes.


Pintaba ramas estropeadas, arboles viejos y mohosos o flores marchitas. Creaba brujas maravíllosas y larvas muy feas. Me habían robado de mí sueno más íntimo y mi arte se había envarado.


Fusain, nu de dos, autoportrait, 76 x 56 cm

S
iempre buscaba la confrontación con todo mí ser, pintaba mí cuerpo como es. De esta manera encontré mí ser como mujer.

Mis autorretratos reflejan mís conflictos con la vida durante un tiempo muy dificil. En este período de mí vida encontré la conciencia de mí mismo aprendé amar mí mismo.



Fusain, autoportrait, La Mort avec l’enfant,
56 x 76 cm


Sanguine, portrait double, 56 x 56 cm.

Hace veinte anos que me liberé de mí rigidez y volvé a pintar. Fue una amiga que me salvó de mí desmayo y me dio nuevo ánimo. Con mucho cuidado me aproximé a la pintura y a mís modelos.

Siempre me he apasionado por Tolous-Lautrec, Rembrandt, el «campanero de Notre Dame», el «jorobado de Rigoletto» y el «fantásma de la opéra». Con ellos sentí solidaridad. Ellos lucharon por su amor como yo.



Sanguine, Autoportrait, 56 x 76 cm

Ahora pinto pechos con verrrugas feas, la corcova grande no estorba mi cuerpo.

Como millónes de mujeres me siento feminino. Ojos grandes y expresivos miran al mundo y se preguntan si los hombres me pueden entender.